Miércoles, 24 de Abril 2024
Entretenimiento | El realizador se aventura con una historia de carácter documental

Rock y tradición con Julio Hernández

El realizador se aventura con una historia de carácter documental en la que refleja la importancia de hacer cumplir los sueños

Por: EL INFORMADOR

Julio Hernández sacó adelante el proyecto de Las marimbas del infierno, pese a la carencia de recursos que enfrentó.S. NÚÑEZ  /

Julio Hernández sacó adelante el proyecto de Las marimbas del infierno, pese a la carencia de recursos que enfrentó.S. NÚÑEZ /

MORELIA, MICHOACÁN (24/OCT/2010).- La producción de Las marimbas del infierno es, en palabras de Julio Hernández, el ejemplo perfecto de que una gran historia se puede contar con un presupuesto pequeño.

Y no es que Hernández, nacido en Estados Unidos, avecindado en Guatemala pero formado como cineasta en México, haya querido hacer las cosas con poco presupuesto. “La película se hizo así porque hay pocos recursos en general para el cine en Guatemala. No tenemos ni para traer el póster de la película al festival”, dice con una sonrisa, sin revelar si era broma o en serio.

Lo cierto es que Las marimbas del infierno tocó el corazón de los espectadores en el FICM y levantó diversas reacciones, por su estilo, a medio camino entre un documental y la ficción.

La película, opera prima del realizador, no hace uso de actores para contar su historia, aunque sí sigue un trama que mezcla los problemas cotidianos de sus protagonistas (que algunas veces son inventados o exagerados, en otras se retratan fielmente), y también muestra la realidad contrastante entre los “metaleros” en Guatemala, un género que transforma a Black, roquero que aparece en la película y que estudió para ser doctor, aunque según Julio Hernández, se encuentra inhabilitado por “usar el cabello largo y vestir de negro, con tatuajes. Black tuvo que elegir entre ejercer la profesión que había estudiado o ser feliz y pobre siendo roquero. Y es feliz”.

El otro lado de la película lo representa Alfonso Tunche, un músico que toca la marimba, el instrumento nacional de Guatemala, mismo que se encuentra en decadencia pues la juventud prefiere otro tipo de sonidos. “En cierta forma, ambos son rockstars, pues viven haciendo lo que aman, a pesar de que eso no los hace ricos”.

En la trama de la cinta, don Alfonso y Black se unen en un impensable dueto para formar, con la marimba y el heavy metal la agrupación Las marimbas del infierno. En entrevista con este diario, Hernández revela las dificultades que atravesó la producción de la cinta, y expone la realidad del cine en Centroamérica.

— ¿Qué es lo que busca retratar “Las marimbas del infierno”?
— Es una película acerca de Guatemala que habla de cierta manera de la creación artística, lo difícil que es hacer algo allá y cómo también a veces las tradiciones, el folclor y el arte se van quedando con menos espacios. Es un homenaje a la gente que no renuncia a eso, a quienes no pueden hacer otra cosa, que lo único que quieren hacer en la vida es crear arte.
Obviamente se pueden quejar, pero no se van a rendir nunca. Esa gente también existe en México y a veces no cuentan con la mejor plataforma, pero eso no va a impedir que persigan sus sueños.

— ¿Qué te inspiró a fusionar dos sonidos tan distintos como la marimba con la música “heavy metal”?
— La marimba es el instrumento nacional de Guatemala, entonces quise hacer algo con humor sobre eso y de repente me llegó la idea “¿qué pasaría si mezclo la marimba con el heavy metal?” Cuando comentaba esto con la gente que conozco me decían que era una locura y que me iban a linchar en Guatemala por hacer eso (risas). Cuando les comentaba el título de la película se enojaban más, me decían que “las marimbas jamás iban a ser del infierno”.

— A pesar de que la película apela a la identidad guatemalteca, aquí tuvo una buena recepción, ¿te sorprendió?
— Creo que aunque los problemas de los protagonistas son particulares, sus conflictos son también universales. Creo que cualquiera nos hemos sentido derrotados en algún momento, sin un espacio para trabajar en lo que queremos, que el futuro es sumamente corto. Pero aun así seguimos trabajando a la espera de que la esperanza venga hacia nosotros.

— ¿Te pasó por la cabeza esa sensación de derrota?
— Pues sí. Creo que hacer cine en Guatemala es muy complicado. En realidad, hacer cualquier proyecto de arte es difícil, porque requiere dinero y en el cine más, porque es un arte caro con tecnología y equipo y a veces uno se siente incomprendido y frustrado, pero uno sigue en esto, porque esto nos pasa a todos los directores. Que el dinero no alcance jamás va a significar que la gente deje de escribir o crear.

— ¿Cuál es la situación del cine en Centroamérica?
— Complicada, porque allá no hay ley de cine, salvo en Panamá. No hay una plataforma cultural que soporte la creación cinematográfica. Creo que todos los países que crean cine, salvo Estados Unidos, lo tienen que subsidiar por medio del Gobierno. Eso no pasa en Centroamérica porque existen otras necesidades, aunque yo creo que cualquier arte es necesario para un país, es su memoria, ¿qué sería México sin sus muralistas, sin sus escritores, sin su música? eso es lo que les ha dado identidad y memoria.

El dato

Las marimbas del infierno llegará a las salas de cine en 2011, aunque su estreno estará limitado a circuitos universitarios.

EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ

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