Sábado, 20 de Abril 2024
Deportes | Un ícono de la gimnasia en la década de los 60

Vera Caslavska, triunfando por los ideales

La checa forjó con sus logros una historia dentro de la gimnasia olímpica y defendió las causas de su país natal

Por: EL INFORMADOR

Antes de su consagración en México, Caslavska se pronunciaba contra la intromisión soviética en su país. EFE /

Antes de su consagración en México, Caslavska se pronunciaba contra la intromisión soviética en su país. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (14/JUN/2016).- Atletas que se convirtieron en íconos del deporte y en leyendas de los Juegos Olímpicos también lograron trascender en ámbitos políticos y sociales de sus respectivas naciones.

Ese fue el caso de la gimnasta checa Vera Caslavska, dotada de la gracia, elegancia y habilidad necesarias para destacar en su deporte, pero también, una mujer aferrada a sus ideales, esos que le costaron vivir algunos episodios oscuros durante su vida.

Caslavska, nacida en Praga, en la República Checa, en 1942, es considerada como una de las gimnastas más importantes de la historia. Sus logros en esta disciplina así lo han dictado, pues desde que comenzó en este deporte desde 1958 hasta que fue obligada a retirarse después de los Juegos Olímpicos de México 1968, la checa amasó más de 20 títulos individuales.

Su vida como deportista la inició a la edad de 10 años, practicando patinaje artístico, de la mano con el ballet clásico. Su primer éxito como gimnasta llegó en el Campeonato Mundial de Moscú, en 1958, donde con el equipo de su país consiguió la medalla de plata, resultado que se repitió dos años después, en los Juegos Olímpicos de Roma.

Su estatus como gimnasta de leyenda se comenzó a asentar en la siguiente justa veraniega, en Tokio, donde se adjudicó cuatro medallas, tres de ellas de oro, al llevarse el all around, el salto de caballo y la barra de equilibrio, además de la plata conseguida por equipos.

En los Juegos Olímpicos de México, en 1968, Caslavska se consagraría como la reina no sólo de la justa, sino de la gimnasia en la historia de las Olimpiadas, al lograr medalla en cada una de las seis pruebas en las que compitió, cuatro de estas de oro. Las dos medallas restantes que se adjudicó en nuestro país fueron platas, estas en la barra de equilibrio y por equipo.

En México refrendó el título de all around y salto de caballo, además de consagrarse campeona en las barras asimétricas y en piso. La checa se convertía en la primera gimnasta (y hasta ahora única) en lograr títulos olímpicos en todas y cada una de las pruebas individuales de la gimnasia artística.

Antes de su consagración en México, Caslavska se pronunciaba contra la intromisión soviética en su país y apoyaba el movimiento democratizador conocido como “Primavera de Praga”, firmando además el manifestó denominado “Dos mil palabras”, promulgado por el escritor Ludvík Vaculík. Por estas acciones, la gimnasta se refugió en el pueblo de Sumperk, en las montañas al Este de la República Checa, donde para entrenar de cara a los Olímpicos, se colgaba de ramas de árboles.

A la par de sus competencias en nuestro país, Caslavska no desaprovechaba la oportunidad para manifestarse en contra del comunismo soviético y el régimen en su país. Inclusive, protestó en las ceremonias de premiación de la barra de equilibrio y de piso, al agachar la cabeza y mirar en otra dirección mientras se entonaba el himno ruso.

Eso le costó ser nombrada persona no grata por el Gobierno de su país, además de que le prohibieron competir dentro y fuera de República Checa. En 1979, nuestro país solicitó a Checoslovaquia el que Caslavska viniera a entrenar a gimnastas mexicanos, permiso que fue concedido toda vez que se mantuvieran las exportaciones de petróleo mexicano hacia el ex estado soviético. Dicha suerte se mantuvo durante dos años, pues en 1981 cesaron las exportaciones de crudo mexicano hacia la ahora República Checa.

En 1989 caería el comunismo en el país natal de la gimnasta, por lo que a partir de ese año ocupó varios puestos dentro del Gobierno democrático, llegando a ser consejera del presidente Václav Havel en asuntos de deporte, educación, salud y trabajo social.

Pasaría un largo periodo de depresión entre 1993 y 2008, encerrándose inclusive en un hospital psiquiátrico, luego de que su hijo Martin matara accidentalmente a su ex esposo y ex corredor de mil 500 metros planos, Josef Odlozil, en una discusión en un bar.

Volvió a la vida pública en 2012 y ha recibido múltiples reconocimientos de organismos deportivos de talla internacional, así como de su país, destacando la distinción de estar en el Salón de la Fama de gimnastas mundial.

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