Lunes, 18 de Marzo 2024
Deportes | El pasado 22 de marzo el partido entre Atlas y Chivas estuvo lleno de violencia

Policía golpeado en Clásico teme regresar al estadio

El pasado 22 de marzo se vivieron momentos de violencia en el Jalisco durante el duelo entre Atlas y Chivas, aquí el testimonio de un oficial

Por: EL INFORMADOR

Que no se repita. El 22 de marzo se desató una trifulca que derivó en varios policías heridos y varios detenidos. MEXSPORT / A. Macías

Que no se repita. El 22 de marzo se desató una trifulca que derivó en varios policías heridos y varios detenidos. MEXSPORT / A. Macías

GUADALAJARA, JALISCO (30/SEP/2014).- “Créeme que fueron quince minutos que se me hicieron una eternidad”, dice Carlos López López, policía de Guadalajara.

Para alguien acostumbrado al peligro, es una situación hasta cierto punto normal, un día más de trabajo. Carlos, sin embargo, nunca imaginó que los momentos más aterradores de su carrera como uniformado los viviría en un estadio de futbol.

López López fue uno de los policías golpeados durante la bronca del Clásico Tapatío del 22 de marzo pasado. “El tiempo no transcurre”, agrega, mientras afirma que espera evitar con su testimonio otra tarde de pesadilla para sus colegas uniformados.

Cinco meses después del zafarrancho donde él tuvo que brincar de la Zona C a la canastilla de la cámara de televisión colgada al final de ese mismo sector, para sentirse a salvo mientras intentaba contener una hemorragia por un golpe en la cabeza, Carlos López asegura que el seguimiento a su caso y al de sus compañeros caídos en ese incidente no ha sido el adecuado. “Me siento muy decepcionado de que no se le ha dado el seguimiento correcto a nuestro caso. Nada más pasó de moda el tema y todo se olvidó.

Igual ese día la atención fue lo normal en este caso; me trasladaron a la clínica del hospital Ayala, ahí me suturaron la herida y enseguida me canalizaron con mi médico particular quien me dio la incapacidad de quince días, que fue lo que tardó en sanar la herida”.

Para el uniformado las deficiencias en su caso vinieron al regresar al trabajo. “Después de ayudarnos con las heridas de los golpes recibidos nos dieron una atención en el área de salud mental, la cual consistía en asistir a cinco sesiones durante cinco semanas; yo sólo tuve la oportunidad de asistir a dos sesiones, de ahí en más no recibí ningún tipo de apoyo, nadie se ha preocupado por preguntarnos cómo estamos, nada”.

No le han pagado el servicio extra

Las secuelas van más allá de las cicatrices o los recuerdos. “Cuando vuelve a empezar la Liga en agosto, desde la primera jornada me vuelven a llamar para hacer un servicio en el estadio y ahí es cuando les digo que no puedo, que no me siento seguro de volver ahí.

“Lejos de hacer eco en mi petición, me asignan al juego y yo no asisto. En lugar de recibir el apoyo o una consulta profesional para conocer mis motivos, lo que recibo es un arresto, un castigo por no haber asistido”, explica.

Para López la incongruencia va todavía más allá. “Los partidos de futbol son servicios extraordinarios que se te pagan extra, pero en mi caso, que informé que no asistiría y explicaba mis motivos, además de que no se me paga me envían un arresto que se va a mi expediente y el cual además debo resarcir con trabajo extra. Además, esos servicios no aparecen en tu nómina a la quincena siguiente o al siguiente mes. Es más, para acabar pronto, todavía no recibo el pago del servicio de ese 22 de marzo”.

Así fue el día para los oficiales agredidos en marzo

“Nos citan desde las siete de la mañana —dice López López— con equipo antimotín porque teníamos que ir a la autopista a recibir los camiones, uno come lo que tiene a la mano y ya sobre al hora del partido me asignaron en Plaza Estadio, que es donde se reúne la porra del Atlas, de ahí los acompañamos al Estadio Jalisco.

Ya ahí en el Estadio estábamos en los filtros, donde, se revisa a la gente que ingresa al inmueble, pero la realidad es que ese día hubo mucha desorganización. A mí me mandaron a la puerta de la Zona C Sur donde entró, en un completo desorden, la porra de Chivas. Tras el ingreso de la porra entramos nosotros y el primer tiempo pasa sin novedad.

Al iniciar el segundo tiempo y a falta de quince minutos para que terminara el juego empata el Atlas y eso provoca que la porra de Chivas saque y encienda sus bengalas, las arroja a la parte baja y es entonces que por radio nos dan la orden de que retiráramos las bengalas. Ahí fue donde todo se salió de control.

Los compañeros que intentaron retirar las bengalas comienzan a ser agredidos. Esto ocurre en la parte más alta del Estadio Jalisco por lo que desde ese momento, nosotros empezamos a luchar por nuestras vidas. Fueron más de veinte minutos donde nosotros intentábamos no caer y no ser atrapados por la multitud.

Abajo hubo una orden de que no subiera el apoyo para que el problema no se hiciera más grande; pero, los oficiales que estábamos en esa zona éramos menos de veinte y ahí había más de diez mil aficionados.

Fue una tarde de pesadilla para todos los que estuvimos ahí”.

LA FRASE

Los barristas pueden sentir la represión no de mi persona, sino del uniforme; me queda claro que ese día se la cobraron

Carlos López,
policía municipal

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