* Tres deseos

Esto anduvo circulando ayer por ahí, con pretensiones de chiste:
—Será mejor que disuelvan a la Selección; que se queden en México (o que regresen a Europa quienes allá se ganan la chuleta) todos los jugadores que Javier Aguirre ha convocado al “Ti”... Lo conducente sería habilitar al Cruz Azul, íntegro, como Selección Nacional, y mandarlo al Mundial. No lo va a ganar, desde luego... pero con eso está asegurado el segundo lugar.

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Se ganó el tercer partido de la serie de preparación en canchas estadounidenses. Sin excederse; sin convencer del todo; dejando, nuevamente, un amplio espacio para las dudas, especialmente en lo que atañe al capítulo de la creatividad... y, sobre todo, de la contundencia, pero se ganó de nuevo.
El “Tri”, en efecto, agregó a Angola a la lista de los adversarios a los que se ha impuesto: con claridad; sin dejar ninguna duda con respecto a la superioridad de los chicos del “Vasco” con respecto a los rivales que ha tenido en este ciclo..., pero también, por contrapartida, sin convencer por el funcionamiento del equipo que puede medirse objetivamente, mediante el elemental expediente de sumar las columnas de los goles, y cotejarlas al cabo.

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Pese a que los triunfos se han dado —cuando se han dado— con márgenes estrechos, se han rendido, en lo que cabe, buenas cuentas: el equipo muestra, incipiente y todo, fisonomía de tal. Hay un bosquejo. Hay un libreto... Es evidente que los jugadores tienen ideas claras de qué hacer cuando se tiene la pelota, y qué hacer cuando se pierde. Si no ha habido un desempeño más convincente y no se han conseguido mejores resultados, no obstante que los sinodales enfrentados en este ciclo —Ecuador, Senegal y Angola— han sido de medio pelo, es porque en el seno del “Tri” no se ha producido ninguna metamorfosis. Javier Aguirre se ha dedicado a hacer escoleta con sus filibusteros... pero ni Blanco, ni Bautista, ni el “Venado”, ni el “Chicharito”, ni ninguno de sus colegas, da señales de ser el genio de la Lámpara Maravillosa que se requiere para complacer a los incondicionales de la causa con los tres deseos que se quisiera ver realizados: incorporar, ya en Sudáfrica, a los anfitriones, Francia y Uruguay a la otra lista de las víctimas: la que sí da y quita.


La que sí cuenta, para decirlo más claro.