Jueves, 25 de Abril 2024
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De los Toros con verdad por Francisco Baruqui M.

La bravura de Rivera; vergüenza torera a tope…

Por: EL INFORMADOR

El mal sabor de boca de la pasada corrida dominguera con “El Juli”, Castella y el Conde, con los mansos y mensos de Bernaldo de Quirós, --la mansedumbre in extremis y las altas, muy altas, altísimas sospechas de novillotes por toros y sobre la integridad de sus astas, lo que el cuerpo de veterinarios se ha dado para los exámenes correspondientes y a punto están de pasar su informe--, y una tarde entoldada hizo que la taquilla en  los tendidos fuese tan paupérrima de un cuarto de aforo ¡Ahh!, pero eso si, en el callejón entradón cuando ver la corrida “de gorra” y al toro más cerca va marcando la dudosa actitud de las nuevas autoridades para que ponga orden ante tantos colados. Así…

Así, cartel de larga duración con ocho toros, cuatro de San Marcos y otros tantos de Marco Gárfias, todos, si, con presentación algunos cuajados y todos bien armados, luciendo altifinias defensas lo que no sucedió, repito, en la función dominguera pasada. Con los de ayer también se conformó un desfile de mansedumbre con astados sin galope, sino con trote cochinero, algunos faltos de fuelle, los más descastados y con complicaciones que fueron a las puyas con mucha obligación, recibiendo castigo por demás medido.

Los toreros, cada uno acorde a su personal sentido interpretativo del toreo y la capacidad por cuato a oficio, recursos y técnica, se habían venido desenvolviendo con voluntad; con empeño; con tezón, pero sin lucimiento mayor, a lo que si se añade las fallas con las espadas por estocadas defectuosas con hemorragias espectaculares entre los pitos de la afición, el tenor de la tarde era de franco tedio, oscuridad y monotonía.

Sí, tanto Ignacio Garibay, muy dispuesto y alargando demasiadio las faenas, descoyó con el primero en una labor derechista ante una res noblona a la que instrumentó toreo por abajo y dosantinas, cerrando con manoletinas que se le corearon para despenar de media tendida y un golpe de descabello y dar la vuelta. Con el quinto tanto se alargó sin mayor cosa que escuchó dos avisos del palco.

Y qué dispósicipón la de otro torero de la hermana tierra de colombia, como lo es Luis Bolivar, triunfador en la dura campaña española colocándose y adentrándose cada vez más en el gusto y ánimo de los aficionados hispanos, que buscó el triunfo a por todas, luciendo de capa con un quite por saltillerasy una labor voluntariosa haciendo gala de su buen oficio terminando de estocada caída para con el sexto propinar un trasteo larguísimo como muestra de sus deseos culminando de pinchazo hondo y estocada entera. Voluntad, mucha voluntad, y…

Y no, no fue la tarde de Aldo Orozco que pechando con dos reses que pedían el caret de matador, dejó ver su falta de sitio y poder sin plan, sin trazo y hasta desvaído y desdibujado a momentos pasando con espadazos con defecto para recibir un aviso del juez.
Y aguardaba por un torerazo que con el cuarto se encontró con burel descastado con el que tezón y empeño fue la condición de su labor llevándose un aviso al fallar con la tizona, empero…

Empero, siempre desde que le vi cuando se iniciaba como novillero, aprecié en el colombiano Ricardo Rivera unpotencial de valor cabal, en absoluta entrega, de torería y atesorando un don divino que va con las grandes figuras… ¡el temple…!

En una carrera a la que le ha faltado una administración adecuada para progresando ir a más, el valientísimo torero, luego de llegar a la alternativa con todos los merecimientos propios ganados a ley, vino enfrentando altibajos que le fueron deteniendo.

Su determinación; su inquebrantable decisión, un corazón bien templado y la bravura que como torero ha lucido nate toros con dificultades con los que había que jugarse la vida, sería la tónica de una actuación sensacional ante un garfias que cerraba plaza que desde salida, mirando, gazapón, midiendo y con un peligro sordo, Ricardo salió a tumba abierta poniéndose en el sitio de las cornadas, imponiéndose, metiendo al de Marco en la muleta, centrándolo y centrándose con él haciendo un toreo embraguetado, pasándose los astifinos pitones por los muslos engarsando series de ayudados por abajo con la derecha, cambios de mano y naturales con la zurda deletreando los tiempos de los pases, muy reunido rifándosela de verdad en un faenón en el que la bravura de rivera avasallaba la mansedumbre del garfieño  que en cada instante lo miraba y lo medía hasta que hizo presa del javato colombiano colgándolo del pitón y rematándolo en la arena.

He temido lo peor… el boquete que alcance a ver a la altura del muslo ensangrentado me hace pensar que el tabaco puede ser muy grave. Y qué pena por la borrachera de toreo verdad en la que estaba con el público de pie batiéndole las palmas en una obra taurina en la que todo, absolutamente todo, lo estab poniendo el artista.

Que salga pronto y bien del percance que toreros como Ricardo Rivera son ejemplo de bravura y vergüenza toreras y prioqeu merece, con mucho, llegar a escalar a un sitial de triunfo por el caudal de condiciones que tiene. ¡adelante chaval…!

La noche oscura daba al aficionado impresionado una sensación trágica por la cornada presenciada esto forma parte del toreo cuando se hace deklante del toro íntegro, elemento indispensable de un espectáculo impactante, único y sin par.

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