Miércoles, 24 de Abril 2024
Deportes | La primera torera de fama internacional

Fallece Conchita Cintrón, la “Diosa Rubia” del toreo

Conchita Cintrón toreó a caballo y a pie en las décadas de los cuarenta y cincuenta

Por: EL INFORMADOR

LISBOA.- La rejoneadora peruana Conchita Cintrón, conocida como la “Diosa Rubia” y la primera torera de fama internacional, falleció ayer en Lisboa, a los 86 años, víctima de un paro cardíaco.

Aunque Concepción Cintrón Verril nació en Antofagasta (Chile) el 9 de agosto de 1922, desde los dos meses vivió en Lima, donde se formó profesionalmente y siempre se consideró peruana.

Conchita Cintrón toreó a caballo y a pie en las décadas de los cuarenta y cincuenta, en los principales cosos del mundo taurino.

Así fue como acompañando a mi padre, conocí a uno de mis personajes inolvidables que con el paso de los años, muchos, sobre todo viviendo ya en Guadalajara se daría una entrañable amistad de las que deja huella.

Requería pues la torera de sangre, y sorprendido mi papá comentaba con el querido Maestro Mota que la Cintrón no aceptaba el vital líquido solo que el donador fuese rubio y con los ojos claros…

Menos mal que la torera era adorada por los charros jaliscienses de aquella época entre los que había alteños, fuertes, “güeros” y de azulados ojos con las características que exigía la herida que pudo ver satisfechos sus deseos cuando varios se ofrecieron como donadores. Cómo recordábamos eso transcurrido el tiempo y reíamos de la anécdota porque que…

Porque Conchita era especial… Hasta muy especial diría yo. Hermosa, artista, pensadora, con una esencia y un fondo que marcaron una existencia intensa en la que sus principios; sus convicciones; sus valores; sus experiencias; su anecdotario y hasta manías, definían una personalidad única, sin par, de un ser excepcional que antes que todo, se lo aseguro amable lector, fue ¡Torero…!

Antofagasqueña de nacimiento su sueño era torear. Pero no, que no se piense que a la jineta, que lo de ella era echar pie a tierra, pero con las prohibiciones para las mujeres de aquellos años, los toreros rechazaban la idea de alternar y… Y por ello tenía como exigencia ineludible que salir como rejoneadora, aunque luego ya en tentaderos sí.

Convulsionó el mundo taurino porque era una belleza torera. Asediada por políticos, toreros y artistas en un medio de dureza y fortaleza, se hacía ganar el respeto por su comportamiento de lo que siempre fue, una auténtica dama, guiada y protegida por su maestro Ruy da Cámara y su esposa Asunción para quienes era como su hija, Conchita recorrió triunfal las arenas de todo el orbe ganándose el ser respetuosamente admirada por los público e, importantísimo, por los profesionales del toreo quienes tuvieron que aceptarla y alternar con ella porque era eso… Un torero.

Muchos recuerdos guardo de su matrimonio con aquel aristócrata caballero portugués, mi querido tocayo Francisco Castelo Branco fallecido hace un año. Coincidiendo en Madrid, en Sevilla, en Toledo y Talavera de la Reina, disfrutamos de momentos muy gratos y más ya viviendo en tierra tapatía, en largas charlas con otro de mis personajes inolvidables como fue mi director, Don Jorge Álvarez del Castillo que le dio columna a Conchita escribiendo durante muchos años sobre el mundo que le tocó vivir y que desgraciadamente añoraba con nostalgia por los cambios de vida a los que el inexorable tiempo obliga.

Nos identificábamos mucho. Veíamos y sentíamos el toreo en base a la autenticidad, al orgullo profesional y a la vergüenza torera, admirando el toro nos apasionaba, siendo un deleite las conversaciones sabrosas que nos llevaban a recuerdos que la hacían revivir tiempos idos y a mí me alimentaban para escribir del apasionante arte del toreo.

Vivió “su” mundo. Ése, sí, que la elevaba en su memoria, haciendo, como en más de alguna vez lo hice, que volviese a poner sus pies sobre el piso.

Conchita supo de la felicidad y de las desgracias, — dicen que perder a un hijo, Pedro se llamaba, en la flor de la edad es algo que…. —, alternando en todos los niveles admirada, querida y ahora…

Ahora también recordada.

Dejó paso en donde vivió, y lo aseguro, que fue Guadalajara su segunda tierra en la que quedaron cariños y afectos de gente que la trató y convivió con ella como ésas familias charras que supieron recibirla.

Te veo ahora engalanando con tu presencia las corridas ocupando la tradicional barrera en el coso recibiendo las palmas al ser reconocida.

Conchita Cintrón, la diosa rubia ha partido en su domicilio lusitano de Altabireche en Lisboa llenando una página de oro en la historia del toreo, en una época en la que el toreo era, por como se vivía… Otra cosa.

Vivirás siempre en el recuerdo porque como varias ocasiones lo hablábamos, nadie muere mientras haya alguien que lo recuerde

Así, pues…

Así, pues, LA DIOSA SE VA AL OLIMPO…

Correo electrónico: francisco@baruqui.com

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