Rebeca Orozco explora el tema del exilio en su nuevo libro

GUADALAJARA, JALISCO (17/SEP/2015).- La escritora Rebeca Orozco (Ensenada, 1956) publicó su más reciente novela, Mujer de azafrán, dentro del sello editorial Planeta. A propósito del lanzamiento, charlamos con la autora vía telefónica.

El libro narra la historia de Rosaura Gaitán, una joven española que vive la experiencia del exilio debido a la guerra civil que azotó al país ibérico en la década de los treinta del siglo pasado. Rebeca abundó más en la trama: 'El personaje se encuentra en una situación dolorosa por su madre encarcelada en España. La manera en que ella sale adelante es a través del arte: ella baila. En ese momento es cuando puede olvidarse de su aflicción y dar todo con la expresión artística. Yo siempre he creído que el arte puede salvarte de las catástrofes de la vida. De alguna manera siento que también por eso escribo, es una manera de salvación, de enriquecerse, de no ser tan fatalista, de dar algo frente a lo que está pasando, en lugar de quejarse'.

El tema del exilio es un elemento característico de su nuevo libro: 'A mí siempre me ha inquietado muchísimo el tema del exilio, en general, político o no. Puede ser de un país a otro, pero también de un barrio a otro. Me impactó mucho la historia del exilio español: que de repente una guerra te saque de tu casa, de las costumbres, de tu familia'. Fue así que se propuso escribir esta novela: 'Quise contar la historia de una mujer que sale de Sevilla, llega a México y vive su proceso de adaptación. Fue un reto importante escribir sobre ese tema'.

Aunque la ambientación convierte a Mujer de azafrán en una novela de época, no es propiamente una novela histórica al no retratar personajes surgidos de la realidad: 'El personaje es totalmente creado por mí, no es histórico. Pero sí es un personaje que conformé a partir de entrevistas que hice a refugiadas españolas que viven todavía en México y de todo lo que leí en testimonios escritos. Todos esos testimonios y voces las incluí para crear el personaje'.

No es la primera vez que Rebeca Orozco utiliza el recurso de narrar otra época. De hecho, es una constante dentro de su obra: 'Me gusta irme a otras épocas, tener el reto de ambientar todas las escenas con esos elementos: las casas, las calles de otro tiempo. La historia me gusta muchísimo. Mi gusto por hacer libros de historia comenzó al hacer libros para niños en la editorial Tecolote. Eran sobre Josefa Ortiz de Dominguez, la Batalla del Cinco de Mayo... Me empezó a dar ese gusto tremendo por otras épocas, siempre de México'.

Aunque se ha enfocado en las novelas situadas en nuestro país, para su nuevo libro incluyó España y los españoles, con el toque cotidiano: 'Siempre he escrito sobre México, pero me interesaba mucho saber cómo era la mirada de esos españoles que huyeron de la guerra y cómo nos ven a nosotros. Era muy curioso, les llamaba mucho la atención la dulzura con la que se expresa el mexicano, sobre todo en el centro del país. Incluso hay una frase de León Felipe: 'Tanto a Dios como a los mexicanos hay que hablarles suavecito, así que modérate' le decía a un amigo. Tenían que enfrentarse a esa manera del mexicano, un tanto hospitalaria y dulce, pero un poquito que no se habla de frente. Eso, más adaptarse a la comida y a las costumbres que tenemos'.

En particular sobre la trama que retrata en Mujer de azafrán, agregó: 'El conflicto central de la novela es que su madre se queda encarcelada en España, entonces no puede acabar de adaptarse a un país y quedarse porque tiene el pendiente de solucionar el problema de su madre. Un doble problema, ambos muy dolorosos'.

Los lazos interpersonales son otra característica del libro. Estas relaciones se ven expresadas a través de los diálogos, el punto fino para muchas narraciones: 'A mí me cuesta el diálogo, más que las partes del narrador (la prosa de ambientación y de ubicación). Siento que para hacer hablar a un personaje tienes que conocerlo profundamente, por eso trabajé muchísimo los diálogos. Lo que resultaba era un lenguaje muy mío, muy del español de México, pues no tengo ascendencia española. Una editora andaluza de la editorial Planeta me revisó la novela y adaptamos los diálogos, cuando era necesario, para hacerlo más verosímil. Fue un trabajo muy constante y profundo: Rosaura Gaitán (la protagonista) habla de una manera, su pretendiente mexicano de otra, el residente español de otra. Es toda una gama de voces y de modismos para lograr dar verosimilitud'.

EXILIOS EN LA ACTUALIDAD

Debido a la fotografía del bebé ahogado en la playa, el tema de los refugiados sirios cobró mayor resonancia en la opinión pública. Con una crisis humanitaria de tal magnitud, en México ha habido iniciativas para acoger a los refugiados provenientes de Siria. Como antecedente se cita precisamente al papel que México jugó en el exilio español, que salvó de la guerra civil y de la opresión a miles de ciudadanos, además de cambiar el panorama social y cultural tras su llegada. Sobre el tema, Rebeca Orozco comentó: 'Hay una propuesta en internet para que pasen diez mil sirios. Yo sí estoy de acuerdo, están viviendo una situación tremenda, y más viendo históricamente la posición de México de recibir siempre a gente en estado de emergencia. Me da gusto que la novela pueda tomar vigencia con el tema del exilio... El migrante es voluntario, pero un exiliado, un refugiado, es una persona que sufre la expulsión de su país: te deshacen tu vida de un momento a otro'.

PARA SABER

Mujer de azafrán de Rebeca Orozco, ed. de Planeta. 198 pesos, 139 pesos en edición electrónica.

EL INFORMADOR / JORGE PÉREZ