Viernes, 19 de Abril 2024
Cultura | Miguel Contreras será reconocido como pionero de la disciplina

En los títeres, la magia continúa

En 1973 Miguel Contreras fundó un grupo clave para el teatro de títeres en Jalisco; esta tarde será reconocido como pionero de la disciplina

Por: EL INFORMADOR

Miguel Contreras fundó la primera compañía de títeres de la ciudad, actualmente se dedica a la pintura. EL INFORMADOR / I. González

Miguel Contreras fundó la primera compañía de títeres de la ciudad, actualmente se dedica a la pintura. EL INFORMADOR / I. González

GUADALAJARA, JALISCO (21/MAR/2015).- Todos los martes, a las cinco de la tarde, el patio del Ex Convento del Carmen convertía una de sus esquinas en un teatro de títeres, y Miguel Contreras lo recuerda con claridad porque años después los niños que iban a verlo seguían preguntándole si ya no volverían a presentarse. Eso fue entre los años setenta y ochenta del siglo pasado, pero Contreras no es el único que lo recuerda; por eso, esta tarde será homenajeado con el Reconocimiento al Mérito Titiritero, como pionero en un oficio en el que movió hilos fundamentales.

Contreras (Ahualulco del Mercado, 1942) está retirado del teatro hace años y se dedica a su carrera como pintor. Fue maestro de educación artística y de teatro para niños (hace poco recibió la Medalla Manuel Altamirano por 42 años de labor) y trabajó también como actor.

Entre aquel tiempo y el actual hay una conexión. En 1973, cuando el entonces Departamento de Bellas Artes de Jalisco arropó al Grupo de Teatro Guiñol y Marionetas que fundaron Contreras y sus compañeros, fueron la única compañía con actividad constante. La disolvieron en 1986, pero algunos jóvenes colaboradores se convirtieron, por su cuenta, en nuevos titiriteros: los actuales profesionales de esta disciplina. Y eso es lo que a él le da gusto, porque, afirma, “el teatro para títeres no puede dejar de practicarse, el niño lo necesita”.

—¿Lo extraña?

—Bueno, es que lo viví muy intensamente, y quedé muy satisfecho y muy contento con lo que hice. Me da gusto ver que esa llamita se ha incrementado: todo el movimiento actual de teatro de títeres surgió de allí, de alguna forma. Hoy hay mucha efervescencia, sé que hay muchos grupos. Cuando estábamos nosotros nada más, imposible cubrir las necesidades de la ciudad. Ahora faltarían tres tantos de los grupos que hay para llegar a todos los niños.

—¿Cómo se veía el teatro de títeres que hacían ustedes? ¿Era muy diferente de las técnicas de hoy?

—En realidad, es lo mismo: siempre es el muñeco y un actor que, a través del objeto inanimado, le da vida y le transmite al niño la ilusión. Pero además, en el teatro de títeres, el niño participa sabiendo que es un juego y que hay un adulto jugando junto con él. Nosotros trabajábamos mucho la interacción: provocábamos la participación para que ellos, a través del muñeco, desahogaran cualquier descontento que podían traer. Y era un poco catártico, o mucho. Cambiarían las técnicas, pero lo que se quiere siempre es divertir al niño, participar con él, llevarle la alegría del muñeco y el juego, que es lo más importante que el niño puede valorar: que un adulto se ponga a jugar con él.

—¿Con qué temas trabajaban ustedes?

—Nosotros no usábamos mucho los cuentos de hadas. Buscábamos libretos de obras para niños, yo los adaptaba con temas en donde se viera por ejemplo el abuso de autoridad, problemáticas de aquellos años… Ahora, la verdad es que está muy difícil: los niños están viviendo una situación, junto con toda la sociedad, muy angustiante. Habría que tener mucho cuidado para tratar las problemáticas con ellos, porque no se trata de evadirlos, pero tampoco de meterlos a que resuelvan problemas que todavía no deban vivir. El niño se da cuenta de lo que está pasando, no le podemos tapar los ojos; si yo me metiera de nuevo, no sabría cómo tratar esos temas. Pero tampoco me gusta el teatro de títeres con cuentos de hadas, nada más. Nosotros montamos por ejemplo cuentos de Juan Rulfo, pensando en adultos, pero nunca respondían, ¿eh? No sé ahora, pero en ese tiempo los adultos creían que los títeres son cosa de niños. El títere te saca al niño que llevas adentro, la inocencia aflora y el adulto se siente como desbalanceado. Yo creo que el teatro para niños debe llevar el ingrediente siempre de la comprensión al niño, no tratarlo como un adulto pequeñito.

—¿Cuesta trabajo?

—Mucho, no cualquiera puede hacerlo. Los niños son un público difícil: te dan la espalda, te hacen relajo, te avientan lo que tengan a la mano si no les gusta.

—¿Alguna vez se le vino abajo una función?

—Nunca. Me sentí muy satisfecho de que siempre pude controlar al público. Después de cada función, en vez de sentirme cansado, me sentía muy energetizado, y con la sensación de haber cumplido un deber muy importante. Eso lo recuerdo muy bien: de todos los trabajos que he realizado, ése ha sido el que más satisfacción me dejaba, al trabajar con niños.

—Uno pensaría que el teatro de títeres tiende a pasar de moda…

—Sí, pero, en mi experiencia, todavía, cuando yo le acerco un muñeco a un niño, se impacta porque, de momento, piensa que está vivo, sobre todo los más pequeños. Es impresionante y, además, tiene magia.

TOMA NOTA

Acude a la cita


La entrega del Reconocimiento al Mérito Tititritero a Miguel Contreras, pionero en el arte de los títeres en Jalisco, se llevará a cabo esta tarde, a las 18:30 horas, en el Ex Convento del Carmen.

Las actividades por el Día Mundial del Títere comienzan desde las 16:00 horas con la obra “El Caballero de la mano de fuego”, a cargo de la Compañía Victor Biau; más tarde, a las 17:00, La Cucaracha Teatro de Títeres ofrecerá un taller.

El el mismo espacio, tras el homenaje, se presenta a las 19:00 horas “El perfume de Lucía”, con Sueñan las pulgas Teatro de Títeres, y “El príncipe Feliz”, a cargo de Maika Teatro.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones