'Romeo y Julieta' llena de intensidad el Auditorio Telmex

GUADALAJARA, JALISCO (02/MAR/2015).- Este domingo por la tarde el Russian Classical Ballet se presentó en la ciudad por segunda ocasión, ahora con la trágica historia de "Romeo y Julieta" en un Auditorio Telmex que reunió a poco más de 3 mil 500 personas para atestiguar de nuevo, sin palabras, la clásica historia de los jóvenes amantes de Verona que Shakespeare inmortalizara para el teatro a fines del siglo XVI y que, gracias a la música de Serguei Prokófiev, se ha convertido en una de las piezas de danza clásica más conocidas del mundo.

Así, con aforo reducido, el auditorio lució prácticamente lleno y los asistentes pudieron apreciar un ballet en forma, con un juego de telones y luces que permitió apreciar los diferentes escenarios donde la treintena de ejecutantes dieron vida de nuevo al célebre relato donde dos jóvenes de dos familias rivales se enamoran y, al final, todo culmina con la muerte de ambos.

Escenas memorables

Vale mencionar que, más allá de los coloridos y majestuosos telones -impresionantes el de la plaza de Verona y el de la casa de los Capuleto, con su aludido vitral- lo que destaca es el juego que se mantiene con la iluminación para acentuar las emociones de cada escena en una obra que, si bien tiene pasajes alegres, es abundante en piezas graves aunque variadas en ritmo y melodía (de hecho, el ballet sirvió como base al compositor ruso para realizar después tres suites orquestales y otras obras para piano).

La historia, en lo general, es conocida, pero en el ballet destacan algunos pasajes por su intensidad y vistoso desarrollo; uno de ellos es la memorable fiesta en casa de los Capuleto -la pieza suele conocerse como "Baile de los caballeros"- y, mejor aún, la dinámica e intensa interpretación que logan los bailarines en el episodio donde Teobaldo da muerte a Mercuccio para luego caer bajo la espada de Romeo (hasta los incidentes mínimos se trasladan a la danza).

Todo juega

Quizá la mayor virtud de este ballet sea la precisión con la que la ausencia de diálogo da paso a la expresión corporal para narrar con detalle lo que acontece en la historia; en cada sección ocurren detalles que vale la pena no perder de vista mientras el centro lo ocupa una de las figuras centrales (desde los gestos de Teobaldo en el baile donde se conocen los enamorados hasta los desplantes mínimos de autoridad del padre de Julieta cuando le quieren obligar a que despose al conde Paris).

Todo juega en la obra un papel de acento y complemento, desde los cielos enrojecidos en los momentos de algidez o intensidad dramática, hasta el magnífico vestuario que señala en cada personaje su carácter y condición; mención aparte merece el gran desempeño de Andrii Sorokin y Olesya Gapienko en los papeles principales.

EL DATO

A pesar de que este ballet fue un "encargo" del Teatro Kirov en 1934, la propuesta de Prokófiev (que no terminó las dos suites y siete movimientos iniciales hasta un año después) fue rechazada y lo mismo pasó con el famoso Bolshói. Fue hasta 1938 que se estrenó el montaje completo en lo que hoy es la República Checa y, gracias a la respuesta del público, los teatros que la rechazaron antes la montaron en 1940 y 1946, respectivamente.

EL INFORMADOR / Ricardo Solís