Miércoles, 24 de Abril 2024
Cultura | Entrevista con el actor Andrés David

El teatro, las rupturas y la transformación

Andrés David, un actor teatral capaz de transitar hacia otros géneros y encantar al público

Por: EL INFORMADOR

Para la obra 'Filoctetes', Andrés David se dejó crecer el cabello, barba y uñas, a fin de dar realismo a su personaje.  /

Para la obra 'Filoctetes', Andrés David se dejó crecer el cabello, barba y uñas, a fin de dar realismo a su personaje. /

GUADALAJARA, JALISCO (12/JUL/2014).- En un momento de ''break'' laboral, el artista tapatío Andrés David contesta esta entrevista, para —desde su experiencia— hablar sobre la actoralidad en Jalisco y adelantarnos que estrenará para fin de año, con la agrupación Luna Morena, el proyecto ''La Tourte Noire''; por lo pronto está en vías de realizar la segunda temporada de ''El camino de los pasos peligrosos'', proyecto que produce y actúa, y que dirigió Luis Manuel Aguilar “Mosco”.

Andrés David tiene una constante: el movimiento. Recientemente participó en la lectura de ''Mi pequeño mundo porno'', de Gabriel Calderón, en la Semana Internacional de la Dramaturgia, una obra que por razones diversas, y como parte de su encanto, nunca había sido montada.

Andrés es un histrión oportuno para acercarnos a las teatralidades, esto a razón de su calidad e indiscutible experiencia en la escena estatal. Versátil. Ùnico. Disciplinado como pocos, a lo largo de su carrera se ha hecho acreedor a premios como el de “Mejor actor” por su trabajo en ''Filoctetes'' y “Mejor co-actor” por su trabajo en ''Un hombre es un hombre''.

Ha incursionado en el mundo dancístico sin empacho, ha hecho títeres, ha combinado y fusionado, y para muestra: ''El Kongal'', de Ihonatan Ruiz y Fanny Cano, donde además de actuar como una ''drag queen'', improvisaba directamente con los espectadores. Con todo esto, me pregunto si un actor tan arriesgado cambia en sus posturas o transforma la dirección de sus búsquedas constantes.

“Cada vez se vuelve más difícil para mí subirme a los escenarios”, dice. “No es como cuando eras joven, ahora buscas un compromiso con el tema, con lo que dices, con lo que haces. Te vuelves más selectivo, puesto que aprendes a reconocer tu propio rango de actuación y a darte cuenta de que realmente no puedes hacerlo todo. Aprendes a tratar de equilibrar tu carrera”, señala.

Me pregunto si siendo de una escuela anterior —en lo generacional—, las formas actuales exigen otras cosas. “Hoy la actuación va por un plano muy distinto, más natural, hay mucha menor construcción de personaje a nivel físico y vocal, todo está centrado en la contención, y por supuesto que  eso no está nada mal, es parte de nuestra visión actual respecto al arte en general; menos es más. Pero debo confesar que me ha costado trabajo adecuarme”.

Es un tipo que pule y nutre su intelectualidad, señala a Erich Fromm y su ''Miedo a la libertad'' como una de sus lecturas imprescindibles actuales, a Bernard-Marie Koltès —clásico entre muchos actores—, a Michel Marc Bouchard, al maravilloso Wajdi Mouawad.

Las preguntas, la conversación, el interés puede irse por muchas ramas, Andrés es un poliedro. Una melodía multitónica. Me centro en el teatro.
 
—¿Cómo ha evolucionado el teatro en Guadalajara? ¿los fondos? ¿las formas? ¿las ofertas al público?

—Muchísimo. Hay gran cantidad de jóvenes con propuestas sumamente interesantes, tanto en danza como en teatro. Hay mucha mayor oferta de calidad que hace años, hay mucha mayor profesionalización también en términos no sólo de discurso, sino también en términos de producción en todos sus aspectos.

Hoy tenemos muchos proyectos generados desde los mismos actores y bailarines, ya dejamos atrás ese esquema de que sólo el director o coreógrafo son creadores. Nosotros también lo somos, y tenemos muchas cosas qué decir. Gente como Meztli Robles, Gabriel Álvarez, Manuel Parra, Alejandro León, Alejandro Rodríguez, Ilse Orozco, están haciendo cosas muy interesantes y con un discurso muy personal y potente. Creo que ahora lo que nos falta es que el público nos conozca, por años hemos sufrido de un paternalismo por parte de directores y coreógrafos, donde sólo ellos aparecen en las marquesinas y entrevistas; necesitamos crear nombres entre actores y bailarines, que nos reconozcan, que sepan quiénes somos, que vayan a ver un  obra no sólo por el director, sino también por nosotros, que somos quienes estamos arriba en el escenario.
 
—Un actor en los años noventa en Guadalajara era una locura, ¿por qué permanecer en un lugar que se antojaba estéril?

—Para mí nunca ha sido estéril, ni antes ni ahora. Sé que mucha gente lo ve así, pero para mí no lo es. Si todos los que amamos esta profesión nos fuéramos a vivir a cierta ciudad o país específico porque es fértil, ¿qué va a pasar con todas esas otras ciudades y países que se quedan sin creadores? Necesitamos generar arte, movimiento y lucha en todas  y cada una las ciudades y poblaciones.

Respeto mucho a la gente que emigra a otros lugares, siempre me ha parecido un acto de gran valentía, puesto que es verdad que puede haber más oportunidades de trabajo y con mayor proyección, pero también hay el quintuple de gente buscando el mismo espacio y una oportunidad. Yo estoy aquí porque creo que podemos generar cosas,  que nosotros también tenemos la capacidad de generar fertilidad y crear nuestro propio discurso estético e ideológico.
 
—¿Qué es ser actor en Guadalajara?

—Para mí es igual del lugar que seas, aunque pueda haber algunos aspectos que nos diferencian, en realidad todos pasamos por lo mismo: por una lucha por defender nuestra posición frente a las autoridades, por crear interés en nuestras comunidades, por generar un diálogo y tal vez un cambio en nuestras mentes y corazones, por seguir luchando por una pasión que nos alimenta y que para muchos otros pareciera un ejercicio de sadomasoquismo puro.
 
—¿Cuál es la relación del teatro con el cine y con la música?

—Absoluta. La esencia del teatro radica en la conjunción de todas las artes en uno solo. Luego vendría el cine, que haría lo mismo con sus propias herramientas; ambas brevan una de la otra, lo hemos visto en infinidad de ocasiones. No se diga la  relación con la música, es indiscutible.
 
—Tuviste una experiencia actoral con Peter Brook, ¿es verdad que ya no hay en el teatro hombres como él? ¿Qué será de nosotros sin Peter Brook?

—Definitivamente Brook  es una referencia indiscutible dentro del teatro mundial, y eso jamás va a dejar de ser así. Pero no podemos pensar que es el único, o que es la única manera de hacer teatro, Hay muchas voces en todo el mundo buscando y proponiendo su propia voz o estilo, y cada una de ellas tiene validez. En un futuro tal vez alguna de ellas se convierta en referencia para el quehacer escénico global.
 
—Qué prefieres, ¿la oscura realidad? o ¿la ligera ficción?

—Ambas definitivamente. Gracias a la oscura realidad podemos vivir una ligera ficción que nos hace más sobrellevable la vida. De hecho, la oscura realidad es la que nos lleva a crear ficción de cualquier tipo, sea ligera o igualmente oscura. La ficción nos ayuda a preguntarnos cosas, a plantearnos ideas, a dialogar, e incluso a evadirnos si nos sentimos incapaces de controlarla.

 —El ser un actor con trayectoria en estas épocas, ¿te implica algún tipo de obligación moral?

—Absolutamente. La gente exige más de ti, tanto público, como compañeros y críticos. Esperan qué más puedes hacer, te exigen que les des cosas nuevas, diferentes, poderosas. Me gusta que la gente me exija y que hace críticas sobre mi trabajo, ésa es la única manera en que puedo evolucionar.

Por eso se me ha hecho tan difícil hoy en día elegir proyectos, parte de mi decisión influye lo que el público espera de mí. La gente que me conoce está acostumbrada  a que  generalmente busco transformar mi cuerpo y  mi alma en alguien nuevo en cada personaje, y en que suelo buscar proyectos interesantes, potentes y diversos cada vez, y renovarme todo el tiempo no es nada fácil.

Dolores Tapia

FRASES

"Lo que nos falta es que el público nos conozca, por años hemos sufrido de un paternalismo por parte de directores y coreógrafos, donde sólo ellos aparecen en las marquesinas y entrevistas; necesitamos crear nombres entre actores y bailarines, que nos reconozcan, que sepan quiénes somos".

"Si todos los que amamos esta profesión nos fuéramos a vivir a cierta ciudad o país específico porque es fértil, ¿qué va a pasar con todas esas otras ciudades y países que se quedan sin creadores?".

Andrés David, actor.

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