Paco Ignacio Taibo II, contra la desmemoria

GUADALAJARA, JALISCO (16/OCT/2013).- Cuando empecé este libro hace muchos años fui sorprendido por lo que estaba encontrando”, dice Paco Ignacio Taibo II al hablar sobre el origen de su más reciente obra:  Yaquis, Historia de una guerra popular y de un genocidio en México, editado por Planeta.

“Es probablemente la más larga (guerra) que se haya producido en México, duró 40 años, y de un genocidio terrible, que destruye a la población yaqui en una combinación entre Porfirio Díaz en el gobierno; los gobernadores de Oaxaca y Yucatán; los barones (banqueros, comerciantes, políticos y ex generales), gobernadores y militares de Sonora, y el ejército federal”.

Para urdir el libro, Paco Ignacio Taibo II investigó y narró. Lo hizo accesible para cualquier lector, porque la idea es rescatar este fragmento del olvido, de ese rincón en que lo puso la historia, lejos de la memoria colectiva.

Durante ese periodo, cuenta el autor,  hubo deportaciones, fusilamientos, represiones, epidemias y un cúmulo de asesinatos que provocó que la población yaqui, que nunca pasó de 30 mil, se redujera a siete mil.

El historiador destaca que de 1900 a 1909, los yaquis fueron masacrados. Fueron víctimas de matanzas y persecuciones. Además, los victimarios secuestraron a niños que después entregaron como sirvientes en haciendas. Había trenes de la muerte que transportaban a una ingente cantidad de yaquis por el país sin recibir alimento. Durante la presidencia de Porfirio Díaz también se reestableció la esclavitud, aunque ésta había sido abolida por Miguel Hidalgo 100 años antes.

La razón de todo esto, como suele ocurrir en los episodios bélicos de cualquier país, fue el negocio que representaba  el  río Yaqui. La solución, entonces, fue simple —explica el historiador—, para poder atacar a los yaquis inventaron que eran indios salvajes, incivilizados. Sin embargo, eran pacíficos, nunca combatieron lejos de su territorio. “La guerra fue impresionante; los alzamientos se produjeron en una zona en la que no existían las armas de fuego ni las balas”.

Paco Ignacio Taibo II añade que, aunque a lo largo de la Historia siempre hubo agresiones contra los yaquis, la parte álgida del conflicto se produjo luego de una detención en masa y una matanza en una iglesia. A partir de este hecho la tensión creció.

“La historia oficial en este país tenía mucho miedo a hablar de las rebeliones indígenas. Era un tema que mejor no tocarlo. Y el Porfirismo, por otro lado, tiende una cortina de humo para ocultar el genocidio”.

El relato de esta terrible guerra viene también con una reflexión para el historiador, quien critica la forma “blandengue” que se ha utilizado para estudiar la Historia del país en los últimos años. Advierte sobre el surgimiento de historiadores “neoporfirianos” que buscan “polvear” la imagen de Porfirio Díaz al destacar, por ejemplo, sus logros económicos.

El origen de la historia

Taibo II comenzó el libro hace unos siete años, mientras trabajaba sobre la campaña de Sonora de Pancho Villa. Entre las historias que recopiló sobre los yaquis hubo una que le dio “una patada en el corazón”. Se trataba de un yaqui que fue detenido y torturado por el ejército. Fue trasladado a una hacienda, en donde trabajó dos meses. Recibió la mitad del salario que obtenía cualquier peón que no era yaqui. El hombre cruzó el desierto de Sonora hasta Arizona. Con el dinero que le pagaron compró 10 balas y las entregó a la guerrilla.

El escritor comenta que escribió el libro en contra de toda desmemoria. Resalta que habría que recordarles a los jaliscienses que la ruta de la muerte de los yaquis pasaba por Jalisco.

“Llegaban caminando desde Sinaloa. Había un paradero de trenes en las cercanías de Guadalajara donde recogían a los yaquis, y en ese paradero, a unos cuantos metros, había un cementerio clandestino de yaquis”.

FRAGMENTO
Yaquis. Historia de una guerra popular y de un genocidio en México

Si bien es cierto que “no puedes ver el futuro con lágrimas en los ojos”, como dice un proverbio navajo, también es cierto que las lágrimas ayudan a contemplar el pasado, dan un obligado velo emocional a una mirada necesariamente distante, fragmentada, inconclusa por las carencias de la información, los reportes sesgados, las visiones parciales.

En esta región se produjo la más larga lucha armada registrada en la historia de México, casi cuarenta y dos años de duración si nos atenemos a su periodo álgido (1867-1909), probablemente la guerra del pueblo más larga en la historia de América Latina. Esta experiencia va a culminar en sus últimos diez años con un genocidio cruelmente preparada y hábilmente enmascarado.

Hay veces en que uno persigue una historia y otras en la leyenda lo persigue a uno. A lo largo de los años explorando el pasado de México he encontrado historias canallescas y miserables, pero de todas esta es la peor y al mismo tiempo la más grandiosa porque cuenta la gran épica de la resistencia y la guerra popular de una comunidad con un alto grado de civilización que se negó a rendirse ante las falacias de un supuesto progreso que se intentaba imponer con las bayonetas, las ametralladores y los cañones.