Jueves, 25 de Abril 2024
Cultura | Hoy inicia el seminario ''Novela Histórica: de la Revolución al Movimiento del 68

En los terrenos de la novela histórica

Hoy comienza el seminario que imparte el escritor Alejandro Toledo en el Museo de la Ciudad

Por: EL INFORMADOR

Elementos. ''La Historia es como el tapete más visible de la literatura mexicana, pero no el único'', dice el escritor Alejandro Toledo EL INFORMADOR /

Elementos. ''La Historia es como el tapete más visible de la literatura mexicana, pero no el único'', dice el escritor Alejandro Toledo EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (24/AGO/2013).- Los escritores utilizan a la novela histórica para la reflexionar o para criticar. Unos se alejan del entretenimiento y otros, como Fernando del Paso, entreveran historia e imaginación.

A Alejandro Toledo, escritor nacido en la Ciudad de México en 1963, le interesa este género como el retrato espiritual del momento, lejos de la reseña cronológica o el relato didáctico de lo que pasó. El autor de A sol y asombro ofrecerá, hoy y mañana, el seminario “Novela Histórica: de la Revolución a 1968”, que se realizará en el Museo de la Ciudad.

—¿Por qué se interesó en la novela histórica? ¿Qué encontró ahí que no le dieron otros terrenos de la narrativa?

—Muy joven llegué a Palinuro de México, de Fernando del Paso, novela ubicada en la época en que ocurrió el movimiento estudiantil de 1968, aunque el autor juega con las cronologías y revive una Facultad de Medicina, que entonces ya no estaba en el Centro Histórico de la Ciudad de México, sino en el Sur. Ese libro es para mí el modelo de la novela histórica que me interesa, pues se trata de un retrato espiritual del momento, no la reseña cronológica ni el cuento didáctico de lo que fueron esos hechos. Por Palinuro de México busqué lo que se había escrito sobre el 68, tanto de reflexión como de ficción, y hallé, en cuanto esto último, más de 30 novelas referidas al movimiento estudiantil y su desenlace trágico. Me di cuenta que era todo un ciclo narrativo de similar importancia al de la novela de la Revolución.

—Usted señaló que mientras que en el siglo XIX la novela histórica intentaba contar el pasado de una forma amena, en el XX se volvió crítica, ¿qué fue lo que sucedió para que ese cambio se llevara a cabo?

—La academia marca dos momentos: el de la novela histórica tradicional y la nueva novela histórica, en la que el novelista aplica similares rigores que los del historiador. La Historia, por otro lado, ha descubierto que la vida cotidiana es un referente inmejorable para reconstruir el pasado y se ha servido de la imaginación para recrear ciertos episodios. Suele considerarse a Noticias del Imperio, por mencionar otro título de Fernando del Paso, como el paradigma de la nueva novela histórica, pero en Del Paso siempre ha habido ese interés por hacer dialogar a la literatura con lo social; en José Trigo, su primera novela, están la Cristiada y el movimiento ferrocarrilero de 1958-59. Está ese interés más el proyecto verbal, literario, que va de la mano con la Historia.

Historia e imaginación se entrecruzan en Del Paso.

—¿Cuál es el estado de la novela histórica en la actualidad?


—Hay, por un lado, aquellos que retoman el modelo del siglo XIX, y narran de forma sencilla, didáctica, un pasado que es muchas veces una evocación romántica, para entretener y no para hacer reflexionar al lector sobre hechos significativos de la historia mexicana; y hay los otros, los que buscan en el pasado respuestas de por qué somos lo que somos y se especializan, obsesivamente, yendo a las fuentes principales. Me sorprendió gratamente, en este sentido, el Juárez de Eduardo Antonio Parra, que hace un buen retrato del prócer, más dinámico de lo que uno pudiera pensar, tratándose de un personaje tan acartonado.

—¿Por qué considera que la Revolución Mexicana y el movimiento del 68, temas que abordará en el seminario, cambiaron la literatura mexicana?

—En el caso del 68 es muy claro que, aquello que no fue informado por los medios, por los controles del poder sobre la prensa, circuló en el formato libro. Sabemos qué ocurrió gracias a esos trabajos; una fuente básica para entender el 68 es La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Pero el 68 fue, sobre todo, una explosión cultural, implicó un gran cambio en las costumbres, en la forma de vestirse o hacer el amor, el orcé y la sicodelia pintan muy bien ese año, y del cambio ha quedado constancia en esa amplia literatura que lo aborda. Se trata de dos hechos sociales que promovieron cambios; y los novelistas los observan para saber qué tanto se rescató y cuánto se perdió en el camino.

—¿Le parece que la novela histórica es el nicho más importante de la narrativa mexicana? ¿Por qué?

—Hay eso, claro, en abundancia, y también otras zonas menos aterrizadas, ficciones más libres. A mí me gusta mucho un autor fantástico, Francisco Tario, del que preparo ahora sus obras completas para el Fondo de Cultura Económica, y que es un escritor alejado de cualquier referencia histórica o temporal; me gusta también Efrén Hernández, que tiene una novela, La paloma, el sótano y la torre, en la que el detonante es lo que se conoció en León como “la noche del saqueo de Orozco”, mas el hecho histórico, que dispara la novela, es sólo un pretexto para contar una anécdota de iniciación en las contradicciones del amor. La Historia es como el tapete más visible de la literatura mexicana, pero no el único.

EL DATO
El lugar y la hora

23 y 24 de agosto, de10:00 a 16:00 horas.

 “Seminario sobre novela histórica: de la Revolución Mexicana a 1968”

Imparte: Alejandro Toledo.

Dirigido a: interesados en la producción de la novela histórica, y en estudios de Historia mexicana.

Lugar: Museo de la Ciudad, Independencia No. 684, Centro de Guadalajara.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones