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Cultura | Está en la ciudad para dirigir una obra sobre la salida de los jesuitas de México

Luis de Tavira: contra la mezquindad

Está en la ciudad para dirigir ''La expulsión'', sobre la salida de los jesuitas de México. Serán cuatro funciones a Teatro Degollado lleno

Por: EL INFORMADOR

“El teatro no es el texto, el libro. El teatro es la vida sobre el escenario, es la revelación viva entre el espectador y el actor.  /

“El teatro no es el texto, el libro. El teatro es la vida sobre el escenario, es la revelación viva entre el espectador y el actor. /

GUADALAJARA, JALISCO (14/MAR/2012).- El teatro no es la producción de mentiras sino que ahí está la verdad más profunda, dice Luis de Tavira. “El arte es la revelación de la esencia invisible de las cosas y de las personas”, explica el director de la Compañía Nacional de Teatro, quien prefiere convertirse en un ilusionista que presenta la vida como la mujer desnuda o como el hombre vulnerable.

Luis de Tavira (Ciudad de México, 1948) es una autoridad en la escena nacional porque ha formado a una generación de actores, dispuestos a amar y a dejarlo todo sobre las tablas. Así lo hará el elenco que integra la puesta en escena La expulsión, que se presentará este 17, 18 y 19 de marzo, en cuatro funciones a teatro lleno, en el Degollado. (Los boletos, gratuitos, fueron regalados por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y por el Instituto de Ciencias).

No es la primera vez que Luis de Tavira se presenta en la ciudad, ya lo hizo en 2010 dentro de la Muestra Nacional de Teatro con el montaje El jardín de los cerezos, basado en la obra Antón Chéjov

El director, odiado y amado por muchos creadores escénicos, es accesible, tiene su estilo, uno que le dado aplausos y también enemigos, uno crítico con la mezquindad de sus colegas y con las estrategias de producción.

Su tono enérgico, que muestra su postura, es para exigir una evaluación de la educación del país, pero baja la voz para hablar de su amor por el teatro y la dirección escénica.  

Sus respuestas políticas son largas, tanto que el cigarro en su mano se consume, pero las otras, las de su vida las extiende con bocanadas de humo, un placer que condiciona su charla. “Hablemos, pero donde se pueda fumar”, dice el director, quien se describe a sí mismo como el convocador a una gran fiesta.

—¿Cuál es el teatro que le gusta?

—El teatro. Es una pluralidad, una diversidad… Me interesa todo lo que atañe al teatro. Y al teatro le atañe todo lo humano. No hay nada ajeno al teatro. El teatro como evento, como mercancía, no me interesa.

—¿Cómo se describe al director?

—Como un convocador de una fiesta, en la que participarán muchos artistas de diversos lenguajes, por lo tanto, propone el pensamiento que articula todas esas expresiones para celebrar fiesta de la vida y ofrecérsela al espectador.

—¿Cuándo miente?  ¿Si lo hace emplea técnicas teatrales?

—No creo que el teatro sea mentira. El teatro es producción de verdad, lo que pasa es que confundimos verdad con realidad. La ficción no es real, pero es verdadera. La verdad es lo que la realidad es para alguien, y eso es la ficción…

—¿Lo subjetivo?

—Lo subjetivo es justamente el arribo a la autoconstrucción de la subjetividad, ésa es la tarea en la vida de todos: llegar a ser personas, llegar a ser yo.

—¿Entonces, trata de no mentir?

—Intento no mentir. Y cuando miento, considero que soy un cobarde o tengo miedo. De la mentira no puede salir nada bueno. El teatro no es la producción de mentiras, esto es un error de la mala comprensión del platonismo o del idealismo del arte. No hay verdad más profunda sobre la realidad que la que produce el arte. El arte es la revelación de la esencia invisible de las cosas y de las personas.

—¿Cuáles son sus lecturas fundamentales?

—Muchísimas. Vivo leyendo, encuentro que todos los libros en el fondo, y sin saberlo, tratan del teatro, que es el arte de la vida.

—¿Prefiere los clásicos?

—No tanto los clásicos, sino los apasionantes deslumbramientos de lo que hemos sido. El libro nos regala el milagro de una interlocución viva con las grandes almas que la muerte ausenta.

—Qué ha sido lo mejor que le ha pasado?

—Uno cree que elige el teatro, esto es ilusorio; en realidad es el teatro el que lo elige a uno. El privilegio de mi vida es haber sido llamado al teatro. El teatro salió a mi encuentro y, ahí, me puso en mi lugar. El teatro le descubre a uno su lugar. Mi lugar es el de ser director, el apasionado espectador del prodigioso acto de creación de los actores.

—“El actor es el artista más generoso”

—¿Qué tiene que vivir un actor para interpretar un personaje?

—Es una pregunta muy compleja y he dedicado mi vida a este asunto, no lo puedo resumir en una respuesta simple porque lo traicionaría. Concibo al actor como un creador.

—En el caso del teatro, como en la música, interpretar es crear. La partitura se lee, pero no se oye y para poderla oír hace falta un intérprete. El teatro no es el texto, el libro. El teatro es la vida sobre el escenario, es la relación viva entre el espectador y el actor, por lo tanto la tarea del actor es crear esa dimensión, que se convierte en un privilegiado espejo del espectador, uno espejo que no es como cualquiera, porque éste es capaz de hacer visible lo invisible.

—¿Y cómo apoya el director?

—El director es el primer espectador. Es un espectador privilegiado, y como tal, elige que ver. A mí, me apasiona el espectáculo invisible que sucede en la mente del actor, es decir, cómo procesa el actor, mediante qué operaciones de su mente, no sólo de su razón, sino de lo que él es. El actor es el artista más generoso, es capaz de amar al personaje que su personaje ama, es capaz de sufrir el dolor de su personaje, no el propio, y entregar la vida en ello.

—¿Cómo se distingue un mal actor de uno bueno?

—No hay buenos actores ni malos actores. Hay actores que casi siempre están bien, lo que pasaría antes por entender o por discutir qué estamos entendiendo por ‘bien’ y qué nos permite calificar  de bueno o malo. A veces, el que consideramos el mejor actor nos puede decepcionar y el peor nos puede sorprender, depende de lo que haga.

—¿Hay una perturbación de los actores en sus clases?

—El teatro siempre nos ofrece experiencias que nos sobrepasan, por eso pide todo. Lo único que no funciona en el teatro es la mezquindad.

“El derecho al teatro”

—¿Considera que el teatro mexicano es pobre comparado con otros del mundo?


—Suelo decir que en México se hace el mejor teatro del mundo y, al mismo tiempo, el peor teatro del mundo, es decir, hay una gran diversidad. En lo mejor de nuestro teatro no tenemos nada que envidiarle a otra cultura. En México se hace, sin duda, el mejor teatro del mundo, esto no es un fenómeno cuantitativo, es que el teatro ya no es un fenómeno cuantitativo, sino cualitativo. Pero, hay que aceptar que también se hace el peor teatro del mundo, lo que digo es que hay de todo. No se puede generalizar en una sola categoría el teatro mexicano.

Sí creo que el teatro mexicano está enfrentado a problemas decisivos en el cumplimiento de su relación con la sociedad, pienso que, habitualmente, el teatro que se produce en México no se hace propiciado por las políticas más adecuadas para que pueda cumplir con su función social. Hay que reconocer primero que el derecho al teatro es uno de la sociedad, por lo tanto, una tarea y responsabilidad del Estado y de sus gobiernos en todos los niveles es la propiciación de condiciones que garanticen la estabilidad.

El teatro no tiene mucho que hacer en el mundo del mercado, que obedece, a su vez, a la súper producción industrial, fundamentalmente basura. El teatro es un hecho personal, que invita a una experiencia duradera, por eso demanda la comparecencia del espectador, por lo tanto, la política que desgaste la iniciativa del teatro en la producción de eventos es contraproducente; eso no genera tejidos de espectadores y lo que urge en México son tejidos de espectadores, que generen  estabilidad, una que haga posible la oferta de un discurso.  

—¿Por cuál lado se rompe el hilo de la creación escénica en el país?

—Por las estrategias de producción. No nos falta talento, nos falta mayor profesionalización, falta comunicación. México es una potencia productora de eventos teatrales, pero estos no están conectados, lo que se hace en Tijuana no tiene nada que ver con lo que se hace en Mérida, lo que hagan en Oaxaca no afecta en absoluto a lo que se genera en Jalapa. No está articulado y esto tiene que ver con el error de las estrategias en la oferta del teatro.

Lo plantearía así, para ubicar las preguntas que se ocurren: En un país donde 90% de los mexicanos nunca ha tenido acceso al teatro. ¿De qué estamos hablando? Y lo que tendremos que reconocer es el derecho al teatro.

Cuando estaba circunscrito a hacer teatro en la Ciudad de México me di cuenta de cómo se agotan las relaciones con el público, al grado de que pensé que el teatro ya no tenía lugar en la sociedad contemporánea, pero al irme de la Ciudad de México a trabajar a Pátzcuaro y salir a los caminos de Michoacán y al llevar el teatro a los que nunca lo habían tenido, cambió mi actitud, recuperé mi esperanza. Está todo por hacer.

—Los montajes en gran formato son menos. ¿A qué considera esta tendencia?

—No es la falta de apoyo, lo que hace falta son estrategias adecuadas, mientras los presupuestos se  gasten en burocracia estéril o sindicato corrupto el dinero no se invertirá en su finalidad sustantiva. Hay que invertir en condiciones de estabilidad, eso implica, infraestructura, grupos estables, el teatro es un arte colectivo, no se puede producir el teatro en el desgaté que implican los elencos eventuales, no se puede  seguir invirtiendo en súper producciones, que duran menos y llegan a menos.

Hay que invertir en acciones a largo plazo y a mediano plazo, esto implica entender mejor la complejidad del hecho teatral y ordenarlo en función con la sociedad. El teatro tiene que estar presente en las comunidades, pero es, también, un arte personal.

Los seres humanos nos concebimos personas gracias al teatro. La palabra persona es una palabra del teatro. En el mundo tiranizado por las máquinas, donde la máquina es la constante y el ser humano es la variable urge hacer más teatro, porque la sociedad vive un proceso de deshumanización, que nos está llevando a la barbarie.

—Si fuera una relación de pareja: espectador—teatro mexicano. ¿Se está en el cortejo?

—El cortejo empieza con el conocimiento, lo que urge es que la sociedad conozca y reconozca su derecho al teatro, que nace en el entusiasmo, en el enamoramiento, que suscita el teatro cuando la gente lo conoce.

FRASES

"
No hay verdad más profunda sobre la realidad que la que produce el arte. El arte es la revelación de la esencia invisible de las cosas y de las personas "

"Me apasiona el espectáculo invisible que sucede en la mente del actor, es decir, cómo procesa el actor, mediante qué operaciones de su mente, no sólo de su razón, sino de lo que él es "

Luis de Tavira,

director de teatro

EL DATO

Abren función extra

Los boletos gratuitos para la puesta en escena La expulsión, que dirige Luis de Tavira, se agotaron el martes. De ahí que ayer se decidiera abrir una función más del montaje, que forma parte de una serie de actividades organizadas por el Sistema Universitario Jesuita, en la ciudad.

La obra, escrita por Enrique González Torres, tendrá la presentación extra el sábado a las 12:00 horas. Los boletos, que son gratuitos, se repartirán en Casa ITESO Clavigero, ubicada en José Guadalupe Zuno 2083, en la colonia Americana.

Este montaje se estrenó en la Ciudad de México, en 2011. Participan Rodrigo Murray, José Sefami, Miguel Flores, Raúl Adalid, Rodrigo Corea, Alfredo Herrera, Álvaro Flores, Antonio Rojas, Eduardo McGregor, Rubén Cristiany, Adrián Aguirre, Bárbara Pohlenz, Stefanie Weiss, José Caballero, María González Torres, Rafael Covarrubias Cruz, y Jorge Pérez.

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