Lunes, 29 de Abril 2024

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Cultura | “Género chirris”

''Luisa Fernanda'', en el Teatro Degollado

La partitura de Francisco Moreno Torroba, montada en un planteamiento dramático un tanto anacrónico, sigue siendo seductora

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA,JALISCO.- Si a la zarzuela se le

designa genéricamente como “género chico”, en implícita comparación con la ópera, quizá sería válido decir que la Luisa Fernanda que se montó el viernes -y se repite este mediodía- en el Teatro Degollado, para dar el cerrojazo a la tercera temporada (“El canto, la ópera y la zarzuela”) de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), encajaría en el “género chirris”.

No lo dice el diccionario, pero “chirris” sería el diminutivo -dicho en tono familiar y aun afectivo, que de ninguna manera despectivo- de “chico”. Por la estatura cualitativa del elenco (muy menor, en el inevitable parangón, en la memoria de los aficionados más añejos, con respecto a las compañías que traían a Guadalajara, a mediados del siglo pasado, Pepita Embil y Plácido Domingo padre) y por la producción (correcta en los vestuarios, “de escuelita” en la escenografía y rutinaria -por no decir sosa- en los desplazamientos escénicos), ése sería el calificativo a la medida para la producción que llevó la rúbrica de Ernesto Álvarez.

Más allá de los estándares señalados, hubo, al menos, un par de notas sobresalientes: la del barítono Carlos Sánchez, por su estupendo registro y por la educación de su voz, a la alta escuela (los filados que puso en su tarjeta de presentación, En mi tierra extremeña, dejaron constancia de ello), y la de Javier Lacroix por su vis cómica y por la “morcilla” que incorporó al perol, aunque para las escasas exigencias vocales del papel de Aníbal la calificación fue simplemente discreta.

En ese mismo nivel -discreto apenas- estuvieron Patricia Hernández (Luis Fernanda) y Natalia Ramos (Duquesa Carolina). Dante Alcalá (Javier Moreno) quedó a deber nuevamente; sus esfuerzos desesperados por hacerse oír lo llevaban a gritar, simplemente; y cantar, ya se sabe, es otra cosa.

La partitura de Francisco Moreno Torroba, montada en un planteamiento dramático un tanto anacrónico, sigue siendo seductora por sus melodías sugestivas y accesibles. En la habanera del Saboyano (De este apacible rincón de Madrid), Alcalá puso de enjundia lo que le falta de volumen: deficiencia que volvió a evidenciarse en los dúos.

El Coro del Estado, con muchas tablas ya, lució menos, curiosamente, en la consabida Mazurca de las sombrillas -cantada por el público en el siguiente entreacto, para honrar la tradición zarzuelera del “palomazo” colectivo- que en la hermosa Canción de los vareadores. La aportación del Ballet Concierto Español, de Pilar Villasante, solvente. La orquestación de la Filarmónica de Jalisco, a cargo de su titular, Héctor Guzmán, ídem. La concurrencia de público, excelente: se nota que la afición por este género -al igual que la benevolencia para juzgarlo- está en los genes de los tapatíos.

Jaime García Elías

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