Martes, 14 de Mayo 2024
México | POR MIGUEL CARBONELL

La vida es sagrada

El valor de la vida se ha devaluado hasta niveles insoportables en nuestro país

Por: EL INFORMADOR

La última vez que Antanas Mockus —ex alcalde de Bogotá y ex candidato a la Presidencia de Colombia— estuvo en México, nos recordó que uno de sus lemas favoritos cuando había sido funcionario público fue la idea de que la vida es sagrada. Cualquier vida.
Es importante recordarlo, porque tal parece que en nuestro país se ha ido instalando la percepción de que hay vidas de segunda o de tercera, cuyo valor es nulo, de lo que se deduce que no hay que preocuparse demasiado por ciertas muertes.

Cuando suceden asesinatos en determinadas ciudades, sale un funcionario a informar que se trató de un enfrentamiento entre pandillas o entre bandas de narcotraficantes y asunto cerrado: esas vidas no son relevantes, ellos escogieron ponerse del lado de los “malos” y, por tanto, su muerte ni siquiera se investiga. A nadie le importa el triste final de esos sujetos, ni a las autoridades, ni al resto de los ciudadanos.

Esa actitud de muchos funcionarios, no solamente viola un buen número de normas jurídicas (que obligan desde luego a investigar cualquier homicidio, con independencia de las actividades que hubiera podido tener en vida el sujeto), sino que además, en realidad, promueve que se siga degradando hasta niveles increíbles la convivencia social.

El número de muertos es apabullante y no se puede justificar diciendo que la mayoría de las bajas son de pandilleros o integrantes de los cárteles. Insisto: ésa es una excusa torpe, que rechaza el valor de la vida de todas las personas que viven en México. No hay vidas de primera o de segunda; hay simplemente vidas, y todas deben ser protegidas.

La muerte de cualquier persona es un fracaso del Estado mexicano, que tiene el deber de protegernos a todos, incluso a aquellas personas que realizan actividades ilícitas, a las cuales hay que detener, juzgar y encarcelar con todo el rigor que está previsto en la ley, pero no permitir que se les prive de la vida.

La violencia de los años recientes no solamente ha matado a una buena cantidad de personas que nada tenían que ver con la criminalidad —muchos niños han sido asesinados—, sino que además, al acudir a la excusa fácil de que son las bandas las que se matan entre ellas, las autoridades olvidan que incluso dentro de las bandas hay diferentes niveles de responsabilidad, y que no todos sus integrantes son peligrosos asesinos.

Las bandas también emplean veladores, choferes, jardineros, contadores, mensajeros, etcétera. Si alguno de ellos tiene responsabilidades legales, debe responder por ellas ante la justicia sin que exista ninguna justificación para su muerte, ni para dejar de investigarla.

El valor de la vida se ha devaluado hasta niveles insoportables en nuestro país.

Debemos reflexionar hoy, como nunca, sobre el valor de la vida. Una sociedad que no la valora ni la respeta está dando pasos muy firmes hacia su propia desaparición. ¿Es eso lo que México se merece? Ojalá que no lo permitamos.

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