Calderón: el rostro de la decepción

GUADALAJARA, JALISCO (04/SEP2012).- El paso de los años va cobrando factura en las personas. Más arrugas, más canas; cambios en el cuerpo y rostro.

Empero, también los gestos y expresiones cambian, no sólo con los años, sino con las experiencias. Más aún cuando las personas son personajes con altas cargas de presión diaria, responsabilidades y pendientes por resolver.

Tal es el caso del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, de 50 años de edad, cuya cara y expresión han cambiado de manera exponencial del día en que tomó posesión como primer Mandatario federal, a unos días de dejar la banda presidencial.

La consultora en imagen pública y comunicación facial, Renata Roa Romero, analizó el rostro del Presidente, y asegura que la cara de todas las personas es el resultado de las emociones que se han experimentado a lo largo de los años. La de Calderón Hinojosa se ha endurecido y ahora se le ve una capacidad menos emotiva y más mental.

Al hacer un comparativo de su rostro, desde que tomó las riendas de la Presidencia a la fecha, su expresión se ha vuelto “más triste”. Esto se nota en las comisuras externas de los ojos y boca, que apuntan hacia abajo y significa que ha vivido tristezas en los últimos años.

Roa Romero menciona que este tipo de líneas o sombras —apunta que a veces no son arrugas— son provocadas por la decepción. Durante su mandato, Calderón ha sufrido al menos dos hechos que le han provocado tristeza: las muertes de Juan Camilo Mourinho y de Francisco Blake Mora, ambos secretarios de Gobernación en el momento de su fallecimiento y víctimas de un accidente cuando viajaban en helicóptero.

Cuando inició su administración, a finales del año 2006, ya existía una “ligera asimetría” entre            sus dos mitades de la cara, si se divide la cara al hacer una línea. El lado derecho tiene que ver con su parte pública, controlado por el hemisferio izquierdo del cerebro, que se refiere a su parte analítica y científica. El lado izquierdo es donde se concentra lo privado, y está controlado por el hemisferio derecho y controla todas las emociones.

“Podemos ver una clara asimetría, y eso en comunicación facial lo leemos como una incongruencia entre cómo es en términos personales  y cómo se muestra en un nivel más público; la parte izquierda está más para arriba y concluimos que en su parte personal sigue generando muchas expectativas, a diferencia de su parte pública, en donde ya no tiene tan altas expectativas”.

Según lo observado por Renata Roa, el hecho de que ambos párpados estén “caídos” y sus ojos incluso se aprecien más pequeños, habla de mucha autoexigencia y capacidad analítica, además de una ligera desconexión con su parte emotiva.

A Felipe Calderón también se le nota una arruga en la frente, que puede hablar de lecciones aprendidas y experiencias sufridas durante estos casi seis años.

La experta afirma que, mediante todos estos signos que señala, se puede decir que sale un Felipe Calderón más exigente, aunque con muchas decepciones en el camino y una carga bastante fuerte. “Yo creo que lo que le faltó es desarrollar esta capacidad o este filtro para no escuchar; eso sí es algo que no cambia, y si hubiera adaptado esta modalidad, no hubiera habido tanta decepción en su rostro”.

Las canas y pérdida de cabello tienen que ver con una persona más racional y filosófica, con una capacidad menos intuitiva y más mental.

Pero no sólo las palabras o el rostro hablan. La manera de moverse también dice mucho acerca de una persona.

El cuerpo de Calderón Hinojosa, según la consultora, está cada vez más encorvado, y representa la carga que trae a cuestas.

Sin embargo, se nota a un Presidente más seguro, más relajado y sereno, con mayor seguridad al hablar y al interactuar con las personas.