Sábado, 18 de Mayo 2024
Jalisco | Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo

Conocimientos de causa

Hoy, en la era de la globalización, la ventaja competitiva reside en la capacidad para adquirir, transmitir y aplicar conocimientos

Por: EL INFORMADOR

La mejor inversión a largo plazo es la que se realiza para lograr una educación de buena calidad. La Humanidad se encuentra en el umbral del desarrollo tecnológico sustentado muy especialmente en las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Estamos dejando atrás la era moderna del progreso, en la que la fuente de las ventajas de una sociedad era su acervo de capital o trabajo disponible. Hoy, en la era de la globalización, la ventaja competitiva reside en la capacidad para adquirir, transmitir y aplicar conocimientos, y en la disponibilidad de un medio ambiente sano y agradable para vivir.

El nuevo orden mundial es cada día más exigente sobre la competitividad y vigencia de los conocimientos profesionales, especialmente ante la posibilidad de quedar marginados de los centros de mayor actividad científica y económica. Actualmente circulan 10 veces más publicaciones científicas que hace 100 años. El conocimiento crece en forma acelerada: tomando como base de referencia los 20 siglos de la Era Cristiana, se calcula que tomó mil 750 años para que el conocimiento se duplicara por primera vez. Hoy éste lo hace cada cinco años, y hacia 2020 se estima que la cantidad de conocimiento se doblará en cantidad cada 73 días.

El desarrollo tecnológico ha hecho que paralelamente a la “sociedad del conocimiento” se desarrolle un fenómeno que se reconoce como “sociedad del riesgo”. En Guadalajara ya vivimos característicamente como una sociedad de riesgo. Nuestro desarrollo urbano y tecnológico actual ha creado nuevas formas de riesgo que imponen una peligrosidad distinta a la conocida por nuestros antepasados. Nos encaminamos hacia una nueva modernidad en la que el eje que estructura nuestra ciudad no es ya la distribución de sus bienes, sino de sus males; no es ya el aprovechamiento de nuestras riquezas, sino la minimización del riesgo y la inseguridad, lo que activa hoy a la gente.

Aprender a reconocer y convivir con el nuevo orden de riesgo plantea a nuestra ciudad importantes cuestiones de carácter múltiple. Aparecen, por ejemplo, problemas relativos al papel de los expertos en la elaboración de políticas públicas encaminadas al manejo y regulación del riesgo. Se plantea también la cuestión de la justicia en la distribución social de riesgos y la participación pública responsable de su gestión. Y dado que muchos de los riesgos tecnológicos actuales no respetan las fronteras, surgen problemas también relativos a la coordinación entre otras ciudades y estados. El caso ejemplar del suministro de agua para Guadalajara, León, Los Altos y Chapala es ya muy conocido aquí por las conflictivas obras hidráulicas proyectadas y que no han tenido éxito. Tristemente, nuestra forma tradicional de gobierno resultó ser insuficiente frente a las profundas transformaciones técnicas, ambientales y sociales que el desarrollo está produciendo en nuestras ciudades.
Otro ejemplo: la urbanización sobre los antiguos arroyos es mencionada cada época de lluvias como causa de inundaciones repetidas por toda la ciudad. Se señala, de manera recurrente, el no haber respetado la planimetría de la ciudad y la topografía de sus arroyos. El riesgo de las zonas inundables por la expansión de la ciudad sin haber definido criterios de prevención.

Al mismo tiempo, persiste la suposición de que la correcta ejecución de obras nuevas podría remediar los perjuicios del crecimiento desordenado. La función de las obras públicas se ha convertido en una cuestión de fe. Su realización, entonces, ahora aparece como parte de la solución, además de haber sido parte del problema original. Es un círculo vicioso del que no hemos sabido salir.

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