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Cultura | El autor presenta hoy su libro

El Manual Práctico del Odio de Ferréz

En la FIL 2012, Ferréz presenta el Manual, una ficción que retrata la vida real de las favelas, los barrios marginales y violentos de las grandes ciudades brasileñas

Por: EL INFORMADOR

Ferréz, un hombre sensible y un activista que cree en la literatura como una herramienta de movilidad social.  /

Ferréz, un hombre sensible y un activista que cree en la literatura como una herramienta de movilidad social. /

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2012).- El Manual Práctico del Odio es un título provocador por sí solo. Lo es más porque viene de la pluma de Reginaldo Ferreira da Silva, conocido como Ferréz, un hombre sensible y un activista que cree en la literatura como una herramienta de movilidad social.

En la FIL 2012, Ferréz presenta el Manual, una ficción que retrata la vida real de las favelas, los barrios marginales y violentos de las grandes ciudades brasileñas, como Sao Paulo, donde él creció —por cierto en la favela Capao Redondo—.

Crítico agudo de los políticos, la clase media y hasta de las editoriales, que “no se mueven para estimular la lectura”, Ferréz prefiere impulsar una red de Saraus, bares literarios en las favelas y hasta darle cuerda a una cooperativa de ropa chola, antes que entrar en el mundo exquisito de algunos intelectuales. Hace lo suyo bien. El diario Clarín, de Argentina, publicó hace unos meses que el primer libro del paulense, Capao Pecado, fue una base para la película Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles.

—La vida de los pobres está llena de clichés. ¿Cómo abordas este tema sin restarles dignidad?

—Los conozco bien y puedo hablar desde su complejidad psicológica. Nunca hago juicios éticos. Por ejemplo, puede haber un obrero ejemplar que de pronto mata a alguien: así es la vida real. Otra cosa es que no escribo nada que no me gustaría leer de mí.

—Escribes sobre los pobres. ¿Haría falta escribir también sobre los ricos?

—Se escribe mucho sobre ellos. Siempre están presentes en los medios de comunicación. Los pobres nunca tienen un espacio y por eso yo se los doy en mi literatura. Pero la escritura debe ser libre y buena, con independencia de a quién se retrata. Ahora: la clase media también sufre y sobre ella escribo en mi novela Dios fue a almorzar, que está por distribuirse en México.

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